jueves, 30 de junio de 2016

To be somewhere in Greece (Hellas Republic)



To be somewhere in Greece (Hellas Republic).

Mtro. José Andrés Camino de Villa.

Aegina, Poros and Hydra…   three islands in The Aegean Sea. In principle, they are similar, however; each place has its own history and spirit. I remember Nectarios Monastery in Aegina, “The recipe of love” in Poros, as well as Venetian buildings in Hydra…

Also, when I was at the latest referred island, Hydra, I felt a sensation to have arrived to the “End of the World”, when someone turns the view from its highest point. Since then, a Panoramic view of The Aegean Sean at the horizon can be appreciated. Maybe, Columbus could have felt the same sensation of fullness/emptiness when he viewed the first surface of the “New Continent”; nowadays called: “The Americas”.

Hydra Island (29/3/2016).

At the point to turning back to the Continent, The Peloponesus Peninsula can be highlighted at the left side of the ship and three hours later; I have started feeling the sensation about “The End of the beginnings” while we were approximating to “The Piraeus”, the Port of Athens. How Odiseus was feeling and which kind of thoughts could be having at the moment of his coming back to Ithaka?, I reflected.

Then, in Athens –one day before-, I was in the subway: just looking modern Greeks. What can I tell you about them? They look –not too very- Western people, with a tiny Oriental (Eastern) Profile, with an apparent self-pride but introverted in the very inside of their souls. My reflection: when someone visit Greece, it can be stated to be in the intersection of Europe and the Middle East, where Mediterranean culture/civilisation can exactly combine Earth, Water and Air…   what about fire? I didn’t found them, however, I suppose that only in-depth spirits can discover it in the very inside of the soul of each Greek we can know…   maybe another trip should be done in order to discover, where fire is located…

Afterwards; there are noon. A walk to The Acropolis (with The Parthenon included) have to be included. In "The Acropolis Museum", it could not to be forgotten to buy some History books and Postcards. Then, I turned to Syntagma Square to just remember how people demand a better way of life to Local and European authorities. This square should be loved, not only because it is a beautiful place to have a walk and to take a rest, but also because this is a place were collective spirits meet to turn into reality their dreams. The same thing can be said about "The Kapodistrias University"…

"The Kapodistrias University" in Athens (28/3/2016).

Just arriving into Omonia Square; as a prudent traveller, I decided to come back. Then; "The National Park" is a typical 19th Century place to admire nature and to refresh after a sunny day. Finally, “The Panathinaikos Stadium” is at the end of the day. A good place to remember The Olympic Games as well as to remembering the end of the Battle of Marathon (490 B.C.). A sensation of victory can be felt after to have finished “42 km. of battle/competition”. Also, we cannot forget a Panoramic view of The Parthenon during the sunshine.

"The Panathinaikos Stadium" in Athens (28/3/2016).

At last, but not at least, it is suggested to visit “Plaka” neighbourhood and to eat a “souvlaki” as dinner. In between, it is possible to know and to enjoy having (another) walk along Evangelos Venizelos and Andrea Syngrou Av…  The most important Avenues in Athens!

At night and after to taste a Skouras glass of wine, it was time to fall asleep…    When I woke up in the morning, it was a “normal day” in Mexico City. I thought I was dreaming that I was traveling in Greece, nevertheless; I remembered two Greek words: “Perasti” (?) and “Mavroburna” (Montenegro). Thus, I was not dreaming: I was in Greece.  

Mexico City, May 2016.

martes, 6 de enero de 2015

Exégesis del “Siglo Largo” (1789-1914).

Exégesis del “Siglo Largo” (1789-1914).

Mtro. José Andrés Camino de Villa.

Denominado así por el historiador británico Eric Hobsbawm, se considera un período de relativa paz y estabilidad en el Continente Europeo. Sin embargo, también se caracterizó por el auge de la burguesía, quién apoyada en las Ideas de la Ilustración, desafío al “Antiguo Régimen” dominado por la monarquía y apoyado por la nobleza y el clero.

En dicho período nos encontramos con las siguientes características:

  • ·         Propagación de la idea de Estado-Nación moderno a lo largo y ancho del Continente Europeo.
  • ·         Surgimiento del Estado de Derecho.
  • ·         Auge de la economía liberal-capitalista.
  • ·         Predominio de los valores de libertad, igualdad y fraternidad, fruto de la Revolución Francesa.
  • ·         Tensión entre el voto censitario y el voto mayoritario.
  • ·         Aparición de una sociedad de clases.
  • ·         Expansión imperial de las potencias europeas, sobre todo en Asia y África.
  • ·         Desaparición de los Imperios Multinacionales: Imperio Austro-Húngaro, Imperio Ruso e Imperio Otomano.

Desde la perspectiva del autor mencionado, el “Siglo Largo” se subdivide en la “Era de la Revolución” (1789-1848), “Era del Capital” (1848-1871) y “Era del Imperio” (1871-1914), mismo que concluye con el inicio de la denominada “Gran Guerra” (1914-1945).

1.      La Era de la Revolución (1789-1848).

Según el Mtro. Raimundo Viejo Viñas fue resultado de dos revoluciones: la revolución industrial británica y la revolución francesa. Cabe mencionar que desde la perspectiva de Eric Hobsbawm, nos encontramos que las últimas décadas del siglo XVIII representaron –al menos para Gran Bretaña- un cambio en sus patrones de vida, fomentados por el exceso en el crecimiento de la población lo cual permitió un proceso migratorio del campo a la ciudad.

Ante el lento, pero gradual incremento en los niveles de vida de ese país, ocurrió el fenómeno denominado “el despegue” (Cfr. Eric Hobsbawm, “En torno a los orígenes de la Revolución Industrial”), mismo que consistió en que la sociedad comenzó a superar los niveles básicos de subsistencia, situación que le permitió el inicio de un proceso gradual de acumulación capitalista, que devino en el surgimiento de la clase burguesa industrial.

Mientras tanto, en Francia la Revolución fue de índole política. Inspirada en los ideales ilustrados, pregonados por pensadores como Voltaire, Rousseau y Montesquieu, se comenzó a cuestionar el “derecho divino” de los monarcas, de cuyos debates se presentó la dicotomía acerca de la forma “ideal” de gobierno, entre la Monarquía Constitucional y la República.

De igual forma, la tensión arriba mencionada se correlacionó con el desplazamiento de la nobleza por la alta burguesía como la clase social dominante en Francia –lo cual entra en concordancia con lo sucedido en Gran Bretaña.

Asimismo, algunos de los aportes de período mencionado fueron los siguientes:
  • ·         Desarrollo de la Revolución Francesa, lo cual constituyó el primer gran golpe al “Antiguo Régimen” de la Monarquía de los Borbones en dicho país, mismo que transitó hacia la 1° República y posteriormente, al Imperio Napoleónico.
  • ·         Se adoptó el voto censitario en beneficio de la burguesía y detrimento del proletariado.
  • ·         Surgieron los primeros esbozos del constitucionalismo moderno de corte liberal, mediante los cuales se pregonaron el respeto a los derechos fundamentales del individuo, así como el desarrollo económico basado en el capitalismo industrial.

Luego de las Guerras Napoleónicas, el Congreso de Viena (1815) y el Sistema de Conferencias creado a raíz de él, restauraron temporalmente el Antiguo Régimen basado en una alianza de monarcas cristianos, cuyo fin era mantener sus lazos dinásticos conforme al Derecho Divino  por oposición a la revolución, el liberalismo y el nacionalismo (Cfr. la “Santa Alianza”). No obstante, los brotes revolucionarios resurgieron en 1830, dando origen a los nacionalismos modernos, mismos que hicieron alzar nuevamente la voz en el marco de las revoluciones de 1848.

2.      La Era del Capital (1848-1871).

Dicho período comenzó con la llamada “Primavera de los Pueblos” ocurrida en el marco de las “Revoluciones de 1848”, teniendo lugar fundamentalmente en Francia, Italia, Hungría y algunos lugares de la Confederación Germánica, esta última creada en 1815 y cuyo rol consistía en establecer un orden político en el centro de Europa como un sustituto del Antiguo Sacro Imperio Romano Germánico.

Los efectos de este período fueron los siguientes:

·         La profundización de las ideas de la Ilustración.
·         Construcción de Estados Nacionales y profundización de las ideas nacionalistas entre aquellos pueblos que aún no habían podido construir su respectivo Estado (Ej. Polonia y Checoslovaquia).
·         Desarrollo de mercados nacionales en el ámbito de la economía capitalista.
·         Profundización de la lucha de clases e irrupción de las ideas socialistas en Europa.

También cabe mencionar que en dicho panorama se gestaron los procesos de unificación nacional en el centro de Europa, concretamente en Italia y Alemania. Es de destacar que la trascendencia política de las ideas ilustradas permeó en el ámbito del arte y la literatura por medio del “romanticismo”, que se expandió principalmente por Francia y Alemania.

Asimismo, el “romanticismo” privilegiaba fundamentalmente la individualidad del artista por encima del colectivo, y encontraremos personajes –en sus distintas áreas- como Émile Zola, Víctor Hugo, Wagner, entre otros.

Por otra parte, se puede apreciar el divorcio entre ciencia y religión, destacándose la obra de “El origen de las especies” (Charles Darwin), mientras que en el ámbito filosófico cobra auge la ideología del positivismo, a través de la cual, el progreso se convierte en el motor de la historia (Augusto Comte), situación que iba de la mano del capitalismo y el progreso industrial.

En contraste, las masas campesinas tendieron a emigrar hacia las ciudades y consolidar una nueva clase social: el proletariado. Este sector de la población fue permeado por las ideas del socialismo, mismo que transitó de ser un “socialismo utópico” a un “socialismo científico”, el cual planteaba entre sus objetivos: la necesidad de cambiar el sistema político –entendido como de carácter burgués- de raíz; así como la creación de un modelo organizativo y de práctica política que permitiera llevar a cabo el cambio pretendido. Consecuencia de ello fue la fundación de partidos políticos socialistas en la mayor parte de Europa, quiénes se enfrentaron a un dilema: “la revolución o la posibilidad de alcanzar el poder por medios pacíficos” (Viejo Viñas, Pág. 18), es decir a través de la vía electoral.

Esta contradicción entre ideales de corte liberal-burgués y su contraparte socialista, generarán un ambiente de tensión social que se traduciría posteriormente en una crisis social y política en la mayor parte de Europa durante el período citado, cuyos efectos se harán sentir de manera notoria hasta el siguiente período en cuestión.

3.      La Era del Imperio (1871-1914).

Como telón de inicio se tiene que mencionar el ámbito de la Guerra Franco-Prusiana que posibilitó la Unificación Alemana en 1871, dando pie al surgimiento de la principal potencia continental en Europa; mientras que en Francia se propició el fenómeno de la Comuna de Paris. En ese ámbito, Les communards, entre quienes destacaron Louise Michel y Louis Blanqui –éste último encarcelado- planteaban un proyecto de nación de corte socialista que llevara a cabo una descentralización administrativa, iniciativa que fracasó y dio origen, en consecuencia a la 3° República Francesa.

En el ámbito internacional, este período se caracterizó por la expansión imperialista[1] de las principales potencias europeas, particularmente Gran Bretaña y Francia, quienes junto con otras naciones europeas plantearon durante la Conferencia de Berlín (1884) los siguientes objetivos:

Ø  Cerrar los dominios coloniales al resto del mundo, entendiendo que las colonias se erigían en monopolios de las potencias (incluyendo a Japón y E.U.A.).
Ø  El desarrollo del capitalismo financiero por medio de la exportación de capitales provenientes de las metrópolis con dirección a la periferia –en particular Asia y África- (Viejo Viñas, Pág. 21 y 22).

Consecuencia de lo anterior, el proceso de expansión colonial europeo se tradujo en una especie de “conciliación” entre la burguesía y el proletariado, ya que el proceso de acumulación capitalista permitió la formación de compañías colonizadoras (fundamentalmente británicas y holandesas, aunque también posteriormente hubo compañías francesas, alemanas y belgas) que requirieron la mano de obra, que en parte provenía del proletariado industrial, aunque en ocasiones también tomaron parte en ella personas desplazadas de zonas rurales y sin posibilidad de acomodamiento en las zonas industrializadas. En dicho período, aparecieron los primeros partidos socialistas organizados, como lo fueron, el Partido Social-Demócrata en Alemania y el Partido Laborista Británico.

No obstante, el Orden Internacional devino inestable, debido al expansionismo imperial de las potencias europeas –además de Estados Unidos y Japón-, así como del desarrollo de la carrera armamentista entre los Estados de la Triple Alianza (Imperio Alemán, Italia e Imperio Austro-Húngaro) con relación a los de la Triple Entente (Francia, Imperio Ruso y Gran Bretaña), motivo por el cual, luego del asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono de los Habsburgo durante el año 1914, se dio inicio a la Primera Guerra Mundial y teniendo como lugar, el final del período denominado “Siglo Largo”.

4.      Aportaciones del período y comentarios:

En términos generales, el “Siglo Largo”, fue considerado un período de relativa paz y estabilidad en Europa debido al “Concierto Europeo” creado a partir del Congreso de Viena (1815) por medio de las intervenciones de Klemens W. v. Metternich y Charles M. de Talleyrand, mediante el cual se perseguía combatir cualquier tendencia de corte nacionalista, liberal o revolucionaria.

No obstante, luego de las Revoluciones de 1830 y 1848, así como de los procesos de Unificación en Alemania e Italia, se fue acentuando la tensión entre los Imperios Europeos representativos del “Antiguo Régimen” (Imperio Ruso, Imperio Austro-Húngaro y en un grado mucho menor, el Imperio Otomano), frente a los Estados Nacionales representativos del “Nuevo Régimen” (fundamentalmente Monarquías Constitucionales o Repúblicas), teniendo en medio a una Francia fluctuante entre Monarquía Absoluta, Monarquía Constitucional, Imperio “Liberal” y República, cumpliendo una labor de “termómetro” acerca del devenir político en Europa.

Asimismo, también nos podemos encontrar con otro tipo de avances durante el período citado, como serían los siguientes:

Ø  Creación de las grandes redes de comunicación: Ferrocarril, trenes, tranvías, barcos de vapor, etc.
Ø  Desarrollo de la fotografía, la cinematografía, el teléfono, telégrafo y el gramófono.
Ø  El nacimiento del periodismo.
Ø  Surgimiento de la opinión pública. (Viejo Viñas: 24-27).

Tomando en cuenta los elementos anteriormente mencionados, valdría la pena llevar a cabo una reflexión con mayor profundidad sobre los avances y logros ocurridos durante el período en cuestión, a efectos de fomentar el análisis y debate acerca del mismo.

5.      Fuentes consultadas:

  • Ø  HOBSBAWM, Eric (2005): La era del imperio (1875-1914). Ed. Crítica, Barcelona, 65-93 pp.
  • Ø  VIEJO VIÑAS, Raimundo (2005-2006): “El largo siglo XIX (1789-1917)”, Història del Món Contemporani, Llicenciatura en Comunicació Audiovisual, España, 28 pp.


México D.F., a 6 de Enero de 2015.



[1][1] A finales del siglo XIX, el concepto de “Imperialismo” contaba con una carga ideológica que distaba mucho de asemejarse con los imperios de épocas antiguas. Por lo tanto, las características de dicho concepto en el período en cuestión fueron distintas. Entre ellas cabe mencionar que el cargo de “Emperador” consistió en un título –en ocasiones honorífico- que ostentaron un considerable número de gobernantes de esa época. Asimismo, la expansión colonial  fue resultado de un proceso de “expansión nacional” indisociable tanto en términos políticos como económicos, resultado de una “nueva fase del capitalismo” que adquirió rasgos monopolistas que, a su vez, incrementó la demanda de materias primas, desarrollo tecnológico y redes de transportación internacional, sobre todo en las colonias europeas y sus respectivas zonas de influencia. También tuvo una connotación negativa ya que justificaba una política de dominación cultural, económica, ideológica y racial, en beneficio de las potencias de aquella época. Fuente. Eric Hobsbawm (2005): La era del imperio (1875-1914). Ed. Crítica, Barcelona, Pág. 68 y ss.

viernes, 19 de diciembre de 2014

El comercio de las ciudades italianas durante la Baja Edad Media.

El comercio de las ciudades italianas durante la Baja Edad Media.

Mtro. José Andrés Camino de Villa.



Italia medieval.
Fuente: socialessanmartin.blogspot.com (14/12/14).


1)      Venecia.

Durante el período de oscurantismo sucedido a lo largo de Europa como consecuencia de las invasiones bárbaras, el comercio comenzó a desarrollarse –nuevamente- en el Mar Mediterráneo, debido al auge de las ciudades italianas.

La primera de ellas fue Venecia. Alcanzó su independencia al convertirse en República durante el siglo V de nuestra era. Situada a medio camino entre el Imperio Romano (Griego) de Oriente y el Imperio Carolingio, supo lidiar las rivalidades entre ambos bandos y ejercer una hábil labor de intermediación comercial. Posteriormente, luego de las invasiones árabes al sur de Europa (España y Sicilia) entre los siglos VIII y IX, su rol tendió a ampliarse.

Cabe mencionar la fundación y desarrollo de sus colonias en Istria y Dalmacia, así como su paulatino crecimiento que la llevó a convertirse en la potencia marítima en el Mar Mediterráneo Oriental, lo cual se consolidó luego de la IV Cruzada (1204), que destronó al Imperio Griego y permitió la fundación del Imperio Latino de Oriente con Balduino de Flandes a la cabeza.

No obstante, Venecia sufrió de la competencia de otras ciudades itálicas, entre las que destacan: Amalfi, Génova y Florencia.

2)      Amalfi.

Vista panorámica de Amalfi.

Ubicada en el Golfo de Salerno, llegó a poseer en su período de esplendor 50,000 habitantes. De igual manera, logró independizarse tanto de Bizancio (Imperio de Oriente) y de los Lombardos. Antes de la invasión sufrida en el sur de Italia por parte de los árabes en el siglo IX, los amalfitanos lograron establecer colonias en Palermo, Siracusa y Mesina (Sicilia). Dichas colonias eran conocidas con el nombre de “Fondaks”.

Sus pobladores destacaron en la codificación del Derecho Marítimo al redactar el denominado “Libro del Consulado del Mar”, así como el Primer Código de Comercio Marítimo (Samhaber, 1963). No obstante, su declive se dio a partir de la conquista de Sicilia por las tropas normandas, durante el año 1131 d.C.


3)      Génova.

Porta Soprana, Génova.

Sus pobladores se caracterizaron por ejercer una hábil diplomacia y convertirse en la potencia marítima del Mediterráneo Occidental. Antagonista de Venecia, Génova logró ejercer una posición también privilegiada, luego de que apoyó al Emperador Griego, Miguel VIII Paleólogo para reconquistar Constantinopla en el año de 1261 y restaurar el Imperio Bizantino. Esta situación les permitió establecerse en el puerto de Kaffa (Crimea) y fundar colonias en las ciudades de Soldaia (Sudak), Cembalo, Tamano y Cerco, todas estas ciudades ubicadas en el Mar Negro. Asimismo, es de resaltar los acuerdos comerciales entre la República de Génova con los Estados de Armenia, Egipto, Siria, así como con los bereberes de África.

En dicho período cabe resaltar la existencia de Benedetto I Zaccaria, quien fungió como Embajador de la República ante el Imperio Bizantino en 1258 y 1275 y desposó a una hermana del Emperador Miguel VIII Paleólogo. Consecuencia de ello, se convirtió en Embajador Bizantino ante el rey Pedro III de Aragón, generando una alianza bizantino-aragonesa que dio pie al estallido de las Vísperas Sicilianas en 1282, impidiendo cualquier tentativa de invasión a Constantinopla por parte de Carlos de Anjou. Esta situación le garantizó el título de Señor de Focea en 1288, bajo soberanía bizantina, y posteriormente, conquistó la Isla de Quíos en 1304, bajo el reinado del Emperador Andrónico II.

Consecuencia del proceso anterior, la competencia entre las ciudades de Génova y Venecia permitió que éstos últimos desarrollaran fábricas de cristal en Murano; así como la industria de los encajes y la fabricación de telas de seda. Asimismo, también se fomentó la producción de lana y algodón, armas, objetos de adorno, utensilios domésticos y artículos de cuero, mismos que eran intercambiados en Europa por parte de los comerciantes de ambas ciudades.


Escultura de vidrio en Murano (Venecia).

4)      Florencia.

Originariamente sus pobladores se ubicaron en medio de las rivalidades con las otras ciudades de la religión, en particular con Pisa. Se dedicaban a la artesanía, situación que influyó en el desarrollo de una estratificación social más sofisticada en la que coexistían artesanos, comerciantes y banqueros. Esta ciudad alcanzó su independencia económica al adquirir por 100 mil ducados-oro a la ciudad de Livorna, lo cual le garantizó el acceso al Mar Mediterráneo.

En el siglo XIII su comercio se extendió por Kaffa, Trebisonda, Trípoli, Túnez, las Islas Baleares, Cataluña, Flandes e Inglaterra. A manera de colación de dicho proceso, surgió la Banca Moderna en dicha ciudad ante la escasez de metales preciosos, así como ante la concesión recibida por parte de Roma, para efectos de que los florentinos pudiesen cobrar sus diezmos e impuestos.

Esta situación enalteció a familias como eran los Bardi, Pazzi, Villani, Caponi, Buondelmonti, Corsini, Folconieri, Portonari y Medicis; lo cual les permitió abrir sucursales bancarias en Avignon, Paris, Brujas, Londres, Mallorca, Morea, Rodas, Chipre y Túnez.

5)      Organización Social y Política de Florencia.

Predominaba una estructura corporativa a través de la cual, la clase media influía de manera importante en el proceso de toma de decisiones de la República (de Toscana). En primera instancia nos encontramos con los denominados 14 “gremios inferiores”, entre quienes destacaban aquellos conformados por los miembros de la industria (artesanal) del paño, los sastres y los barberos.

Subsecuentemente nos encontramos con los miembros de los 7 “gremios importantes” cuyos máximos exponentes eran los fabricantes de tejidos y las familias de los banqueros anteriormente mencionados.

Florencia.


Es de destacar que Florencia era una ciudad orientada hacia el comercio, mediante el cual el cliente era considerado un “compañero de negocios”, ya que el objetivo de los florentinos consistía en emprender negocios “sólidos y productivos”. La moneda era el “Gulden Florentino” o también conocido como “florín”. Asimismo, el comerciante solía ser consciente de que administraba bienes ajenos, razón por la cual, su reputación se encontraba en función de la confianza que los otros actores económicos depositaban en él. Esto influyó en el desarrollo de los Estados de Cuenta bancarios, como precedente de la contabilidad moderna.

6)      Comentario y conclusiones:

A lo largo del período nos encontramos con el hecho de que la actividad económica evolucionó de ser una “aventura comercial” practicada fundamentalmente por las Repúblicas de Génova y Venecia a un “cálculo mercantil” llevado a cabo fundamentalmente por los Florencia. Esta situación desembocó en una situación de competencia entre ciudades, lo que derivó en una disminución de precios (fundamentalmente por Florencia) a efectos de disminuir los riesgos en las transacciones para reducir el margen de negocios inseguros.

Es de destacar que durante la Baja Edad Media y a raíz de la recuperación de Constantinopla por los griegos (1,261), el Imperio Bizantino entró en un período de decadencia, lo cual tornó más riesgoso –aunque con mayor margen de oportunidad para los aventureros en Italia y Aragón- el Mar Mediterráneo Oriental, motivo por el que se desarrolló un espacio de competencia entre bizantinos, italianos, aragoneses y turcos, que en consecuencia obligó a los comerciantes a tomar un mayor número de precauciones en el momento de realizar sus transacciones.

Asimismo, el orden feudal entró en crisis, trayendo como consecuencia la insolvencia de muchos señores feudales y de gran parte de la nobleza en Europa, permitiendo el surgimiento de esta nueva clase social y económica denominada burguesía.

Entre los adelantos del período nos encontramos con el surgimiento de la Banca Moderna en Florencia, así como la aparición de los seguros –en términos financieros- y de la aparición de las “letras de cambio” en tanto que promesas de pago a los comerciantes europeos. Por lo tanto, se abre un período de transición que llevará al final de la Edad Media y el surgimiento del Renacimiento, principalmente en Italia y posteriormente en Flandes.


7)      Fuente:

·         SAMHABER, Ernst (1963): Historia del Comercio, tr. De Enrique Ortega Masia, Ed. Zeus, Madrid, 113-140 pp.

México D.F. a 19 de diciembre de 2014.



.