Exégesis del “Siglo Largo” (1789-1914).
Mtro. José
Andrés Camino de Villa.
Denominado
así por el historiador británico Eric Hobsbawm, se considera un período de
relativa paz y estabilidad en el Continente Europeo. Sin embargo, también se
caracterizó por el auge de la burguesía, quién apoyada en las Ideas de la
Ilustración, desafío al “Antiguo Régimen” dominado por la monarquía y apoyado
por la nobleza y el clero.
En
dicho período nos encontramos con las siguientes características:
- ·
Propagación
de la idea de Estado-Nación moderno a lo largo y ancho del Continente Europeo.
- ·
Surgimiento
del Estado de Derecho.
- ·
Auge
de la economía liberal-capitalista.
- ·
Predominio
de los valores de libertad, igualdad y fraternidad, fruto de la Revolución
Francesa.
- ·
Tensión
entre el voto censitario y el voto mayoritario.
- ·
Aparición
de una sociedad de clases.
- ·
Expansión
imperial de las potencias europeas, sobre todo en Asia y África.
- ·
Desaparición
de los Imperios Multinacionales: Imperio Austro-Húngaro, Imperio Ruso e Imperio
Otomano.
Desde
la perspectiva del autor mencionado, el “Siglo Largo” se subdivide en la “Era
de la Revolución” (1789-1848), “Era del Capital” (1848-1871) y “Era del
Imperio” (1871-1914), mismo que concluye con el inicio de la denominada “Gran
Guerra” (1914-1945).
1. La
Era de la Revolución (1789-1848).
Según
el Mtro. Raimundo Viejo Viñas fue resultado de dos revoluciones: la revolución
industrial británica y la revolución francesa. Cabe mencionar que desde la
perspectiva de Eric Hobsbawm, nos encontramos que las últimas décadas del siglo
XVIII representaron –al menos para Gran Bretaña- un cambio en sus patrones de
vida, fomentados por el exceso en el crecimiento de la población lo cual
permitió un proceso migratorio del campo a la ciudad.
Ante el
lento, pero gradual incremento en los niveles de vida de ese país, ocurrió el
fenómeno denominado “el despegue” (Cfr. Eric Hobsbawm, “En torno a los orígenes
de la Revolución Industrial”), mismo que consistió en que la sociedad comenzó a
superar los niveles básicos de subsistencia, situación que le permitió el
inicio de un proceso gradual de acumulación capitalista, que devino en el
surgimiento de la clase burguesa industrial.
Mientras
tanto, en Francia la Revolución fue de índole política. Inspirada en los
ideales ilustrados, pregonados por pensadores como Voltaire, Rousseau y
Montesquieu, se comenzó a cuestionar el “derecho divino” de los monarcas, de
cuyos debates se presentó la dicotomía acerca de la forma “ideal” de gobierno,
entre la Monarquía Constitucional y la República.
De
igual forma, la tensión arriba mencionada se correlacionó con el desplazamiento
de la nobleza por la alta burguesía como la clase social dominante en Francia
–lo cual entra en concordancia con lo sucedido en Gran Bretaña.
Asimismo,
algunos de los aportes de período mencionado fueron los siguientes:
- ·
Desarrollo
de la Revolución Francesa, lo cual constituyó el primer gran golpe al “Antiguo
Régimen” de la Monarquía de los Borbones en dicho país, mismo que transitó
hacia la 1° República y posteriormente, al Imperio Napoleónico.
- ·
Se
adoptó el voto censitario en beneficio de la burguesía y detrimento del
proletariado.
- ·
Surgieron
los primeros esbozos del constitucionalismo moderno de corte liberal, mediante
los cuales se pregonaron el respeto a los derechos fundamentales del individuo,
así como el desarrollo económico basado en el capitalismo industrial.
Luego
de las Guerras Napoleónicas, el Congreso de Viena (1815) y el Sistema de Conferencias
creado a raíz de él, restauraron temporalmente el Antiguo Régimen basado en una
alianza de monarcas cristianos, cuyo fin era mantener sus lazos dinásticos conforme al Derecho Divino por oposición a la revolución, el liberalismo
y el nacionalismo (Cfr. la “Santa Alianza”). No obstante, los brotes
revolucionarios resurgieron en 1830, dando origen a los nacionalismos modernos,
mismos que hicieron alzar nuevamente la voz en el marco de las revoluciones de
1848.
2. La
Era del Capital (1848-1871).
Dicho
período comenzó con la llamada “Primavera de los Pueblos” ocurrida en el marco
de las “Revoluciones de 1848”, teniendo lugar fundamentalmente en Francia,
Italia, Hungría y algunos lugares de la Confederación Germánica, esta última creada
en 1815 y cuyo rol consistía en establecer un orden político en el centro de
Europa como un sustituto del Antiguo Sacro Imperio Romano Germánico.
Los
efectos de este período fueron los siguientes:
·
La
profundización de las ideas de la Ilustración.
·
Construcción
de Estados Nacionales y profundización de las ideas nacionalistas entre
aquellos pueblos que aún no habían podido construir su respectivo Estado (Ej.
Polonia y Checoslovaquia).
·
Desarrollo
de mercados nacionales en el ámbito de la economía capitalista.
·
Profundización
de la lucha de clases e irrupción de las ideas socialistas en Europa.
También
cabe mencionar que en dicho panorama se gestaron los procesos de unificación
nacional en el centro de Europa, concretamente en Italia y Alemania. Es de
destacar que la trascendencia política de las ideas ilustradas permeó en el
ámbito del arte y la literatura por medio del “romanticismo”, que se expandió
principalmente por Francia y Alemania.
Asimismo,
el “romanticismo” privilegiaba fundamentalmente la individualidad del artista
por encima del colectivo, y encontraremos personajes –en sus distintas áreas- como
Émile Zola, Víctor Hugo, Wagner, entre otros.
Por
otra parte, se puede apreciar el divorcio entre ciencia y religión,
destacándose la obra de “El origen de las especies” (Charles Darwin), mientras
que en el ámbito filosófico cobra auge la ideología del positivismo, a través
de la cual, el progreso se convierte en el motor de la historia (Augusto Comte),
situación que iba de la mano del capitalismo y el progreso industrial.
En
contraste, las masas campesinas tendieron a emigrar hacia las ciudades y
consolidar una nueva clase social: el proletariado. Este sector de la población
fue permeado por las ideas del socialismo, mismo que transitó de ser un
“socialismo utópico” a un “socialismo científico”, el cual planteaba entre sus
objetivos: la necesidad de cambiar el sistema político –entendido como de carácter
burgués- de raíz; así como la creación de un modelo organizativo y de práctica
política que permitiera llevar a cabo el cambio pretendido. Consecuencia de
ello fue la fundación de partidos políticos socialistas en la mayor parte de
Europa, quiénes se enfrentaron a un dilema: “la revolución o la posibilidad de
alcanzar el poder por medios pacíficos” (Viejo Viñas, Pág. 18), es decir a
través de la vía electoral.
Esta
contradicción entre ideales de corte liberal-burgués y su contraparte
socialista, generarán un ambiente de tensión social que se traduciría
posteriormente en una crisis social y política en la mayor parte de Europa
durante el período citado, cuyos efectos se harán sentir de manera notoria
hasta el siguiente período en cuestión.
3. La
Era del Imperio (1871-1914).
Como
telón de inicio se tiene que mencionar el ámbito de la Guerra Franco-Prusiana
que posibilitó la Unificación Alemana en 1871, dando pie al surgimiento de la
principal potencia continental en Europa; mientras que en Francia se propició
el fenómeno de la Comuna de Paris. En ese ámbito, Les communards, entre quienes destacaron Louise Michel y Louis Blanqui
–éste último encarcelado- planteaban un proyecto de nación de corte socialista
que llevara a cabo una descentralización administrativa, iniciativa que fracasó
y dio origen, en consecuencia a la 3° República Francesa.
En el
ámbito internacional, este período se caracterizó por la expansión imperialista de
las principales potencias europeas, particularmente Gran Bretaña y Francia,
quienes junto con otras naciones europeas plantearon durante la Conferencia de
Berlín (1884) los siguientes objetivos:
Ø
Cerrar
los dominios coloniales al resto del mundo, entendiendo que las colonias se
erigían en monopolios de las potencias (incluyendo a Japón y E.U.A.).
Ø
El
desarrollo del capitalismo financiero por medio de la exportación de capitales
provenientes de las metrópolis con dirección a la periferia –en particular Asia
y África- (Viejo Viñas, Pág. 21 y 22).
Consecuencia
de lo anterior, el proceso de expansión colonial europeo se tradujo en una
especie de “conciliación” entre la burguesía y el proletariado, ya que el
proceso de acumulación capitalista permitió la formación de compañías
colonizadoras (fundamentalmente británicas y holandesas, aunque también
posteriormente hubo compañías francesas, alemanas y belgas) que requirieron la
mano de obra, que en parte provenía del proletariado industrial, aunque en
ocasiones también tomaron parte en ella personas desplazadas de zonas rurales y
sin posibilidad de acomodamiento en las zonas industrializadas. En dicho
período, aparecieron los primeros partidos socialistas organizados, como lo
fueron, el Partido Social-Demócrata en Alemania y el Partido Laborista
Británico.
No
obstante, el Orden Internacional devino inestable, debido al expansionismo
imperial de las potencias europeas –además de Estados Unidos y Japón-, así como
del desarrollo de la carrera armamentista entre los Estados de la Triple
Alianza (Imperio Alemán, Italia e Imperio Austro-Húngaro) con relación a los de
la Triple Entente (Francia, Imperio Ruso y Gran Bretaña), motivo por el cual,
luego del asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono de los
Habsburgo durante el año 1914, se dio inicio a la Primera Guerra Mundial y
teniendo como lugar, el final del período denominado “Siglo Largo”.
4. Aportaciones
del período y comentarios:
En
términos generales, el “Siglo Largo”, fue considerado un período de relativa
paz y estabilidad en Europa debido al “Concierto Europeo” creado a partir del
Congreso de Viena (1815) por medio de las intervenciones de Klemens W. v.
Metternich y Charles M. de Talleyrand, mediante el cual se perseguía combatir
cualquier tendencia de corte nacionalista, liberal o revolucionaria.
No
obstante, luego de las Revoluciones de 1830 y 1848, así como de los procesos de
Unificación en Alemania e Italia, se fue acentuando la tensión entre los
Imperios Europeos representativos del “Antiguo Régimen” (Imperio Ruso, Imperio
Austro-Húngaro y en un grado mucho menor, el Imperio Otomano), frente a los
Estados Nacionales representativos del “Nuevo Régimen” (fundamentalmente
Monarquías Constitucionales o Repúblicas), teniendo en medio a una Francia
fluctuante entre Monarquía Absoluta, Monarquía Constitucional, Imperio
“Liberal” y República, cumpliendo una labor de “termómetro” acerca del devenir
político en Europa.
Asimismo,
también nos podemos encontrar con otro tipo de avances durante el período
citado, como serían los siguientes:
Ø
Creación
de las grandes redes de comunicación: Ferrocarril, trenes, tranvías, barcos de
vapor, etc.
Ø
Desarrollo
de la fotografía, la cinematografía, el teléfono, telégrafo y el gramófono.
Ø
El
nacimiento del periodismo.
Ø
Surgimiento
de la opinión pública. (Viejo Viñas: 24-27).
Tomando
en cuenta los elementos anteriormente mencionados, valdría la pena llevar a
cabo una reflexión con mayor profundidad sobre los avances y logros ocurridos
durante el período en cuestión, a efectos de fomentar el análisis y debate
acerca del mismo.
5. Fuentes
consultadas:
- Ø
HOBSBAWM,
Eric (2005): La era del imperio
(1875-1914). Ed. Crítica, Barcelona, 65-93 pp.
- Ø
VIEJO
VIÑAS, Raimundo (2005-2006): “El largo siglo XIX (1789-1917)”, Història del Món Contemporani,
Llicenciatura en Comunicació Audiovisual, España, 28 pp.
México D.F., a 6 de
Enero de 2015.