El período
comprendido entre mediados del siglo XV y XVI suele ser conocido como el
Renacimiento: ¿pero qué implica el Renacimiento?, ¿un retorno a la Antigüedad
Clásica?, ¿un proceso de continuidad o cambio con respecto a la Edad Media?, ¿el
puente hacia la Reforma Protestante???
El Renacimiento
como un retorno a la Antigüedad Clásica.- Debemos recordar que la mayoría de
los historiadores consideran que la Caída de Constantinopla (1,453 d.C.) marca
el final de la Edad Media; no obstante, es importante tomar en consideración el
éxodo de eruditos griegos hacia la península Itálica, lo cual fomentó la
difusión del conocimiento de la antigua cultura greco-romana que había
subsistido en el antiguo Imperio Romano de Oriente. Es de advertir una
correlación entre la decadencia [política y cultural] de Bizancio y el auge
[cultural] de la península itálica desde el período previo al siglo XV.
¿Continuidad o
cambio frente a la Edad Media?.- Consecuencia de lo anteriormente
mencionado, podemos encontrar que el llamado “retorno a la antigüedad clásica”
constituye de manera simultánea un proceso de “superación de la Edad Media” (cambio) si lo abordamos de una
concepción cíclica de la historia. No obstante, al mismo tiempo representa una continuidad de las formas y prácticas
medievales; ya que gran parte del arte de la época siguió siendo “cristiano” en
su fondo, aunque “pagano” en su forma. De igual forma, el papel de la República
de Florencia fue definitivo durante ese período debido al apoyo que Cosme de Medicis
otorgó para la creación de la Academia Platónica (1,459 d.C.) en dicha ciudad
de la península itálica. Al mismo tiempo, Tommasso Parentucelli se convirtió en
el Papa Nicolás V (1,447-1,455 d.C.), el cual llevó a cabo el proyecto de la
construcción de la Basílica de San Pedro, la cual permitió el desarrollo
profesional de muchos artistas de la época.
Renacimiento y
Reforma Protestante.-
El esplendor de los Estados Pontificios acarreó su decadencia. En el marco de
las disputas entre las familias Medicis y Borgia; el Papado alternó su máximo
auge –artísticamente hablando- con lo cual, vino de la mano de su descrédito
–en términos de legitimidad- durante el siglo XVI. Las herejías de John Wycliff
y Jan Huss no sirvieron de advertencia a la Iglesia Católica para reformarse,
razón por la cual, en el año 1,520; Martín Lutero publicó las 95 tesis de
Wittemberg, por medio de las cuales planteó su protesta con respecto a la venta
de indulgencias en el Sacro Imperio Romano Germánico (SIRG), además de plantear
la falibilidad del Papa.
El movimiento de
Lutero y la proliferación de otras corrientes protestantes –principalmente la
de Juan Calvino- marcaron la ruptura de la cristiandad occidental, y de manera
colateral el fin del Renacimiento Italiano. En contraste, la evolución de las
ideas protestantes –en particular, el calvinismo- influyó de manera indirecta
en la evolución de las sociedades capitalistas en Europa Occidental,
constituyéndose en la semilla de la posterior civilización moderna por parte de
las futuras potencias occidentales. La lógica de este último desarrollo es
explicada de manera acertada por Max Weber, en su obra: “La Ética Protestante y
el Espíritu del Capitalismo”.
Mtro. José Andrés Camino de Villa.
México
D.F., a 15 de febrero de 2014.
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