sábado, 15 de febrero de 2014

Renacimiento

El período comprendido entre mediados del siglo XV y XVI suele ser conocido como el Renacimiento: ¿pero qué implica el Renacimiento?, ¿un retorno a la Antigüedad Clásica?, ¿un proceso de continuidad o cambio con respecto a la Edad Media?, ¿el puente hacia la Reforma Protestante???

El Renacimiento como un retorno a la Antigüedad Clásica.- Debemos recordar que la mayoría de los historiadores consideran que la Caída de Constantinopla (1,453 d.C.) marca el final de la Edad Media; no obstante, es importante tomar en consideración el éxodo de eruditos griegos hacia la península Itálica, lo cual fomentó la difusión del conocimiento de la antigua cultura greco-romana que había subsistido en el antiguo Imperio Romano de Oriente. Es de advertir una correlación entre la decadencia [política y cultural] de Bizancio y el auge [cultural] de la península itálica desde el período previo al siglo XV.

¿Continuidad o cambio frente a la Edad Media?.- Consecuencia de lo anteriormente mencionado, podemos encontrar que el llamado “retorno a la antigüedad clásica” constituye de manera simultánea un proceso de “superación de la Edad Media” (cambio) si lo abordamos de una concepción cíclica de la historia. No obstante, al mismo tiempo representa una continuidad de las formas y prácticas medievales; ya que gran parte del arte de la época siguió siendo “cristiano” en su fondo, aunque “pagano” en su forma. De igual forma, el papel de la República de Florencia fue definitivo durante ese período debido al apoyo que Cosme de Medicis otorgó para la creación de la Academia Platónica (1,459 d.C.) en dicha ciudad de la península itálica. Al mismo tiempo, Tommasso Parentucelli se convirtió en el Papa Nicolás V (1,447-1,455 d.C.), el cual llevó a cabo el proyecto de la construcción de la Basílica de San Pedro, la cual permitió el desarrollo profesional de muchos artistas de la época.

Renacimiento y Reforma Protestante.- El esplendor de los Estados Pontificios acarreó su decadencia. En el marco de las disputas entre las familias Medicis y Borgia; el Papado alternó su máximo auge –artísticamente hablando- con lo cual, vino de la mano de su descrédito –en términos de legitimidad- durante el siglo XVI. Las herejías de John Wycliff y Jan Huss no sirvieron de advertencia a la Iglesia Católica para reformarse, razón por la cual, en el año 1,520; Martín Lutero publicó las 95 tesis de Wittemberg, por medio de las cuales planteó su protesta con respecto a la venta de indulgencias en el Sacro Imperio Romano Germánico (SIRG), además de plantear la falibilidad del Papa.

El movimiento de Lutero y la proliferación de otras corrientes protestantes –principalmente la de Juan Calvino- marcaron la ruptura de la cristiandad occidental, y de manera colateral el fin del Renacimiento Italiano. En contraste, la evolución de las ideas protestantes –en particular, el calvinismo- influyó de manera indirecta en la evolución de las sociedades capitalistas en Europa Occidental, constituyéndose en la semilla de la posterior civilización moderna por parte de las futuras potencias occidentales. La lógica de este último desarrollo es explicada de manera acertada por Max Weber, en su obra: “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”.


Mtro. José Andrés Camino de Villa.

México D.F., a 15 de febrero de 2014.