El comercio de las ciudades italianas
durante la Baja Edad Media.
Mtro. José Andrés Camino de Villa.
Italia
medieval.
1) Venecia.
Durante
el período de oscurantismo sucedido a lo largo de Europa como consecuencia de
las invasiones bárbaras, el comercio comenzó a desarrollarse –nuevamente- en el
Mar Mediterráneo, debido al auge de las ciudades italianas.
La
primera de ellas fue Venecia. Alcanzó su independencia al convertirse en
República durante el siglo V de nuestra era. Situada a medio camino entre el
Imperio Romano (Griego) de Oriente y el Imperio Carolingio, supo lidiar las
rivalidades entre ambos bandos y ejercer una hábil labor de intermediación
comercial. Posteriormente, luego de las invasiones árabes al sur de Europa
(España y Sicilia) entre los siglos VIII y IX, su rol tendió a ampliarse.
Cabe
mencionar la fundación y desarrollo de sus colonias en Istria y Dalmacia, así
como su paulatino crecimiento que la llevó a convertirse en la potencia
marítima en el Mar Mediterráneo Oriental, lo cual se consolidó luego de la IV
Cruzada (1204), que destronó al Imperio Griego y permitió la fundación del
Imperio Latino de Oriente con Balduino de Flandes a la cabeza.
No
obstante, Venecia sufrió de la competencia de otras ciudades itálicas, entre
las que destacan: Amalfi, Génova y Florencia.
2) Amalfi.
Vista
panorámica de Amalfi.
Ubicada
en el Golfo de Salerno, llegó a poseer en su período de esplendor 50,000
habitantes. De igual manera, logró independizarse tanto de Bizancio (Imperio de
Oriente) y de los Lombardos. Antes de la invasión sufrida en el sur de Italia
por parte de los árabes en el siglo IX, los amalfitanos lograron establecer
colonias en Palermo, Siracusa y Mesina (Sicilia). Dichas colonias eran
conocidas con el nombre de “Fondaks”.
Sus
pobladores destacaron en la codificación del Derecho Marítimo al redactar el
denominado “Libro del Consulado del Mar”, así como el Primer Código de Comercio
Marítimo (Samhaber, 1963). No obstante, su declive se dio a partir de la
conquista de Sicilia por las tropas normandas, durante el año 1131 d.C.
3) Génova.
Porta Soprana, Génova.
Fuente: http://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/01/e5/c8/92/porta-soprana-genova.jpg (5/12/2014).
Sus
pobladores se caracterizaron por ejercer una hábil diplomacia y convertirse en
la potencia marítima del Mediterráneo Occidental. Antagonista de Venecia, Génova
logró ejercer una posición también privilegiada, luego de que apoyó al
Emperador Griego, Miguel VIII Paleólogo para reconquistar Constantinopla en el
año de 1261 y restaurar el Imperio Bizantino. Esta situación les permitió
establecerse en el puerto de Kaffa (Crimea) y fundar colonias en las ciudades
de Soldaia (Sudak), Cembalo, Tamano y Cerco, todas estas ciudades ubicadas en
el Mar Negro. Asimismo, es de resaltar los acuerdos comerciales entre la
República de Génova con los Estados de Armenia, Egipto, Siria, así como con los
bereberes de África.
En
dicho período cabe resaltar la existencia de Benedetto I Zaccaria, quien fungió
como Embajador de la República ante el Imperio Bizantino en 1258 y 1275 y
desposó a una hermana del Emperador Miguel VIII Paleólogo. Consecuencia de
ello, se convirtió en Embajador Bizantino ante el rey Pedro III de Aragón,
generando una alianza bizantino-aragonesa que dio pie al estallido de las
Vísperas Sicilianas en 1282, impidiendo cualquier tentativa de invasión a
Constantinopla por parte de Carlos de Anjou. Esta situación le garantizó el
título de Señor de Focea en 1288, bajo soberanía bizantina, y posteriormente,
conquistó la Isla de Quíos en 1304, bajo el reinado del Emperador Andrónico II.
Consecuencia
del proceso anterior, la competencia entre las ciudades de Génova y Venecia
permitió que éstos últimos desarrollaran fábricas de cristal en Murano; así
como la industria de los encajes y la fabricación de telas de seda. Asimismo, también
se fomentó la producción de lana y algodón, armas, objetos de adorno,
utensilios domésticos y artículos de cuero, mismos que eran intercambiados en
Europa por parte de los comerciantes de ambas ciudades.
Escultura
de vidrio en Murano (Venecia).
Fuente:
http://guias-viajar.com/italia/wp-content/uploads/2009/06/fotos-venecia-murano-010.jpg (6/12/2014).
4) Florencia.
Originariamente
sus pobladores se ubicaron en medio de las rivalidades con las otras ciudades
de la religión, en particular con Pisa. Se dedicaban a la artesanía, situación
que influyó en el desarrollo de una estratificación social más sofisticada en
la que coexistían artesanos, comerciantes y banqueros. Esta ciudad alcanzó su
independencia económica al adquirir por 100 mil ducados-oro a la ciudad de
Livorna, lo cual le garantizó el acceso al Mar Mediterráneo.
En el
siglo XIII su comercio se extendió por Kaffa, Trebisonda, Trípoli, Túnez, las
Islas Baleares, Cataluña, Flandes e Inglaterra. A manera de colación de dicho
proceso, surgió la Banca Moderna en
dicha ciudad ante la escasez de metales preciosos, así como ante la concesión
recibida por parte de Roma, para efectos de que los florentinos pudiesen cobrar
sus diezmos e impuestos.
Esta
situación enalteció a familias como eran los Bardi, Pazzi, Villani, Caponi,
Buondelmonti, Corsini, Folconieri, Portonari y Medicis; lo cual les permitió
abrir sucursales bancarias en Avignon, Paris, Brujas, Londres, Mallorca, Morea,
Rodas, Chipre y Túnez.
5) Organización
Social y Política de Florencia.
Predominaba
una estructura corporativa a través de la cual, la clase media influía de
manera importante en el proceso de toma de decisiones de la República (de
Toscana). En primera instancia nos encontramos con los denominados 14 “gremios
inferiores”, entre quienes destacaban aquellos conformados por los miembros de
la industria (artesanal) del paño, los sastres y los barberos.
Subsecuentemente
nos encontramos con los miembros de los 7 “gremios importantes” cuyos máximos
exponentes eran los fabricantes de tejidos y las familias de los banqueros
anteriormente mencionados.
Florencia.
Es de
destacar que Florencia era una ciudad orientada hacia el comercio, mediante el
cual el cliente era considerado un “compañero de negocios”, ya que el objetivo
de los florentinos consistía en emprender negocios “sólidos y productivos”. La
moneda era el “Gulden Florentino” o también conocido como “florín”. Asimismo,
el comerciante solía ser consciente de que administraba bienes ajenos, razón
por la cual, su reputación se encontraba en función de la confianza que los
otros actores económicos depositaban en él. Esto influyó en el desarrollo de
los Estados de Cuenta bancarios, como precedente de la contabilidad moderna.
6) Comentario
y conclusiones:
A lo
largo del período nos encontramos con el hecho de que la actividad económica
evolucionó de ser una “aventura comercial” practicada fundamentalmente por las
Repúblicas de Génova y Venecia a un “cálculo mercantil” llevado a cabo fundamentalmente
por los Florencia. Esta situación desembocó en una situación de competencia
entre ciudades, lo que derivó en una disminución de precios (fundamentalmente
por Florencia) a efectos de disminuir los riesgos en las transacciones para
reducir el margen de negocios inseguros.
Es de
destacar que durante la Baja Edad Media y a raíz de la recuperación de
Constantinopla por los griegos (1,261), el Imperio Bizantino entró en un
período de decadencia, lo cual tornó más riesgoso –aunque con mayor margen de
oportunidad para los aventureros en Italia y Aragón- el Mar Mediterráneo Oriental,
motivo por el que se desarrolló un espacio de competencia entre bizantinos,
italianos, aragoneses y turcos, que en consecuencia obligó a los comerciantes a
tomar un mayor número de precauciones en el momento de realizar sus
transacciones.
Asimismo,
el orden feudal entró en crisis, trayendo como consecuencia la insolvencia de
muchos señores feudales y de gran parte de la nobleza en Europa, permitiendo el
surgimiento de esta nueva clase social y económica denominada burguesía.
Entre
los adelantos del período nos encontramos con el surgimiento de la Banca
Moderna en Florencia, así como la aparición de los seguros –en términos
financieros- y de la aparición de las “letras de cambio” en tanto que promesas
de pago a los comerciantes europeos. Por lo tanto, se abre un período de
transición que llevará al final de la Edad Media y el surgimiento del
Renacimiento, principalmente en Italia y posteriormente en Flandes.
7) Fuente:
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SAMHABER,
Ernst (1963): Historia del Comercio,
tr. De Enrique Ortega Masia, Ed. Zeus, Madrid, 113-140 pp.
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México D.F. a 19 de diciembre de 2014.
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