viernes, 19 de diciembre de 2014

El comercio de las ciudades italianas durante la Baja Edad Media.

El comercio de las ciudades italianas durante la Baja Edad Media.

Mtro. José Andrés Camino de Villa.



Italia medieval.
Fuente: socialessanmartin.blogspot.com (14/12/14).


1)      Venecia.

Durante el período de oscurantismo sucedido a lo largo de Europa como consecuencia de las invasiones bárbaras, el comercio comenzó a desarrollarse –nuevamente- en el Mar Mediterráneo, debido al auge de las ciudades italianas.

La primera de ellas fue Venecia. Alcanzó su independencia al convertirse en República durante el siglo V de nuestra era. Situada a medio camino entre el Imperio Romano (Griego) de Oriente y el Imperio Carolingio, supo lidiar las rivalidades entre ambos bandos y ejercer una hábil labor de intermediación comercial. Posteriormente, luego de las invasiones árabes al sur de Europa (España y Sicilia) entre los siglos VIII y IX, su rol tendió a ampliarse.

Cabe mencionar la fundación y desarrollo de sus colonias en Istria y Dalmacia, así como su paulatino crecimiento que la llevó a convertirse en la potencia marítima en el Mar Mediterráneo Oriental, lo cual se consolidó luego de la IV Cruzada (1204), que destronó al Imperio Griego y permitió la fundación del Imperio Latino de Oriente con Balduino de Flandes a la cabeza.

No obstante, Venecia sufrió de la competencia de otras ciudades itálicas, entre las que destacan: Amalfi, Génova y Florencia.

2)      Amalfi.

Vista panorámica de Amalfi.

Ubicada en el Golfo de Salerno, llegó a poseer en su período de esplendor 50,000 habitantes. De igual manera, logró independizarse tanto de Bizancio (Imperio de Oriente) y de los Lombardos. Antes de la invasión sufrida en el sur de Italia por parte de los árabes en el siglo IX, los amalfitanos lograron establecer colonias en Palermo, Siracusa y Mesina (Sicilia). Dichas colonias eran conocidas con el nombre de “Fondaks”.

Sus pobladores destacaron en la codificación del Derecho Marítimo al redactar el denominado “Libro del Consulado del Mar”, así como el Primer Código de Comercio Marítimo (Samhaber, 1963). No obstante, su declive se dio a partir de la conquista de Sicilia por las tropas normandas, durante el año 1131 d.C.


3)      Génova.

Porta Soprana, Génova.

Sus pobladores se caracterizaron por ejercer una hábil diplomacia y convertirse en la potencia marítima del Mediterráneo Occidental. Antagonista de Venecia, Génova logró ejercer una posición también privilegiada, luego de que apoyó al Emperador Griego, Miguel VIII Paleólogo para reconquistar Constantinopla en el año de 1261 y restaurar el Imperio Bizantino. Esta situación les permitió establecerse en el puerto de Kaffa (Crimea) y fundar colonias en las ciudades de Soldaia (Sudak), Cembalo, Tamano y Cerco, todas estas ciudades ubicadas en el Mar Negro. Asimismo, es de resaltar los acuerdos comerciales entre la República de Génova con los Estados de Armenia, Egipto, Siria, así como con los bereberes de África.

En dicho período cabe resaltar la existencia de Benedetto I Zaccaria, quien fungió como Embajador de la República ante el Imperio Bizantino en 1258 y 1275 y desposó a una hermana del Emperador Miguel VIII Paleólogo. Consecuencia de ello, se convirtió en Embajador Bizantino ante el rey Pedro III de Aragón, generando una alianza bizantino-aragonesa que dio pie al estallido de las Vísperas Sicilianas en 1282, impidiendo cualquier tentativa de invasión a Constantinopla por parte de Carlos de Anjou. Esta situación le garantizó el título de Señor de Focea en 1288, bajo soberanía bizantina, y posteriormente, conquistó la Isla de Quíos en 1304, bajo el reinado del Emperador Andrónico II.

Consecuencia del proceso anterior, la competencia entre las ciudades de Génova y Venecia permitió que éstos últimos desarrollaran fábricas de cristal en Murano; así como la industria de los encajes y la fabricación de telas de seda. Asimismo, también se fomentó la producción de lana y algodón, armas, objetos de adorno, utensilios domésticos y artículos de cuero, mismos que eran intercambiados en Europa por parte de los comerciantes de ambas ciudades.


Escultura de vidrio en Murano (Venecia).

4)      Florencia.

Originariamente sus pobladores se ubicaron en medio de las rivalidades con las otras ciudades de la religión, en particular con Pisa. Se dedicaban a la artesanía, situación que influyó en el desarrollo de una estratificación social más sofisticada en la que coexistían artesanos, comerciantes y banqueros. Esta ciudad alcanzó su independencia económica al adquirir por 100 mil ducados-oro a la ciudad de Livorna, lo cual le garantizó el acceso al Mar Mediterráneo.

En el siglo XIII su comercio se extendió por Kaffa, Trebisonda, Trípoli, Túnez, las Islas Baleares, Cataluña, Flandes e Inglaterra. A manera de colación de dicho proceso, surgió la Banca Moderna en dicha ciudad ante la escasez de metales preciosos, así como ante la concesión recibida por parte de Roma, para efectos de que los florentinos pudiesen cobrar sus diezmos e impuestos.

Esta situación enalteció a familias como eran los Bardi, Pazzi, Villani, Caponi, Buondelmonti, Corsini, Folconieri, Portonari y Medicis; lo cual les permitió abrir sucursales bancarias en Avignon, Paris, Brujas, Londres, Mallorca, Morea, Rodas, Chipre y Túnez.

5)      Organización Social y Política de Florencia.

Predominaba una estructura corporativa a través de la cual, la clase media influía de manera importante en el proceso de toma de decisiones de la República (de Toscana). En primera instancia nos encontramos con los denominados 14 “gremios inferiores”, entre quienes destacaban aquellos conformados por los miembros de la industria (artesanal) del paño, los sastres y los barberos.

Subsecuentemente nos encontramos con los miembros de los 7 “gremios importantes” cuyos máximos exponentes eran los fabricantes de tejidos y las familias de los banqueros anteriormente mencionados.

Florencia.


Es de destacar que Florencia era una ciudad orientada hacia el comercio, mediante el cual el cliente era considerado un “compañero de negocios”, ya que el objetivo de los florentinos consistía en emprender negocios “sólidos y productivos”. La moneda era el “Gulden Florentino” o también conocido como “florín”. Asimismo, el comerciante solía ser consciente de que administraba bienes ajenos, razón por la cual, su reputación se encontraba en función de la confianza que los otros actores económicos depositaban en él. Esto influyó en el desarrollo de los Estados de Cuenta bancarios, como precedente de la contabilidad moderna.

6)      Comentario y conclusiones:

A lo largo del período nos encontramos con el hecho de que la actividad económica evolucionó de ser una “aventura comercial” practicada fundamentalmente por las Repúblicas de Génova y Venecia a un “cálculo mercantil” llevado a cabo fundamentalmente por los Florencia. Esta situación desembocó en una situación de competencia entre ciudades, lo que derivó en una disminución de precios (fundamentalmente por Florencia) a efectos de disminuir los riesgos en las transacciones para reducir el margen de negocios inseguros.

Es de destacar que durante la Baja Edad Media y a raíz de la recuperación de Constantinopla por los griegos (1,261), el Imperio Bizantino entró en un período de decadencia, lo cual tornó más riesgoso –aunque con mayor margen de oportunidad para los aventureros en Italia y Aragón- el Mar Mediterráneo Oriental, motivo por el que se desarrolló un espacio de competencia entre bizantinos, italianos, aragoneses y turcos, que en consecuencia obligó a los comerciantes a tomar un mayor número de precauciones en el momento de realizar sus transacciones.

Asimismo, el orden feudal entró en crisis, trayendo como consecuencia la insolvencia de muchos señores feudales y de gran parte de la nobleza en Europa, permitiendo el surgimiento de esta nueva clase social y económica denominada burguesía.

Entre los adelantos del período nos encontramos con el surgimiento de la Banca Moderna en Florencia, así como la aparición de los seguros –en términos financieros- y de la aparición de las “letras de cambio” en tanto que promesas de pago a los comerciantes europeos. Por lo tanto, se abre un período de transición que llevará al final de la Edad Media y el surgimiento del Renacimiento, principalmente en Italia y posteriormente en Flandes.


7)      Fuente:

·         SAMHABER, Ernst (1963): Historia del Comercio, tr. De Enrique Ortega Masia, Ed. Zeus, Madrid, 113-140 pp.

México D.F. a 19 de diciembre de 2014.



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